viernes, 2 de septiembre de 2011

Declaración de intenciones


El nuevo equipo de sanidad inicia su mandato con un mensaje claro que supone toda una declaración de intenciones: “no hay dinero”.

La primera medida directa de ahorro ha sido el recorte drástico de las sustituciones de personal, hecho que nos parece grave.

No estaríamos en desacuerdo con una política de austeridad, pero nos tememos que, tal y como la inician, va a ser una política de deterioro de lo público, algo que está en su agenda política y que ahora, con la excusa de “la crisis”, van a tratar de acelerar.
En primer lugar, consideramos la sanidad como un bien de primera necesidad y tendría que ser uno de los campos menos afectado por cualquier política de recortes. Si quieren hacerlos tiene otros terrenos donde meter la tijera con menor repercusión en la calidad de vida de la ciudadanía.

Tampoco estamos de acuerdo en que la política de recortes en sanidad se inicie por el capítulo de personal. Hay, por una parte, una relación directa entre plantillas suficientes y estables y calidad del servicio. Por otro lado el recorte de personal repercute inmediata y directamente en el nivel de paro, problema que todos dicen considerar prioritario, pero que nadie hace nada por solventar.

Además, el paso lógico siguiente al recorte de sustituciones es la reducción de plantillas, algo que pueden hacer con facilidad cuando nos mantienen con un escandaloso nivel de eventualidad, superior al cuarenta por ciento, como venimos denunciando al comentar las memorias anuales.

A las restricciones de personal le acompañará una política ya iniciada y avanzada de incremento de las concertaciones y las peonadas que, en definitiva, es una política de descapitalización y debilitamiento de la sanidad pública, que abocará a nuevos recortes, que…

Todas las empresas están utilizando abusivamente la crisis para reducir plantillas y deteriorar las condiciones laborales, incrementando así sus beneficios y descargando la crisis sobre los sectores más desfavorecidos. La sanidad pública navarra parece dispuesta a un recorrido similar, que tendrá consecuencias no solo sobre las plantillas sino, además, sobre la calidad de un servicio básico que debe ser público y universal, cumpliendo su hoja de ruta de deterioro de lo público y de abrir puertas a la gestión privada, algo ya muy avanzado en otras comunidades autónomas y que en Navarra tiene un proceso más lento, pero que no es ajeno a la intencionalidad política de nuestros gobernantes.

La Consejería de Sanidad con su “no hay dinero” está haciendo una declaración de intenciones contra la plantilla de sanidad y contra la ciudadanía, frente a la que ambas tendríamos que reaccionar.