Trabajo
en el Centro de Salud de San Jorge. Por estas fechas, se cumple un
año de mi negativa a cumplir con el incremento horario que me
imponía Osasunbidea para el segundo semestre de 2012, siguiendo lo
indicado para toda la Administración Foral. Ello me supuso la
apertura de un expediente disciplinario y la calificación de mi
actuación como falta grave. Hoy es el día que estoy esperando la
respuesta a mi último recurso, en el que defendía mi derecho a
actuar en función del dictado de mi conciencia, preocupándome más
el no colaborar con la destrucción de empleo que el obedecer a una
injusta orden.
En 1012
se ha reducido la plantilla de Osasunbidea en un 5% respecto a 2011,
a costa exclusivamente del personal temporal (6144 meses de contratos
eventuales menos). Según calculan los sindicatos CGT y Solidari en
Osasunbidea, de estos 500 puestos de trabajo que han desaparecido,
teniendo en cuenta que el absentismo se ha reducido
significativamente (lo que requiere un análisis al margen de estas
líneas), se puede decir que el equivalente a algo más de 350
puestos de trabajo a jornada completa han pasado a mejor vida como
consecuencia de aplicar esta medida de aumentar la jornada, junto a
otras grandes ideas como eliminar sustituciones y otro tipo de
contrataciones. La magnitud de la destrucción de empleo es colosal,
un verdadero ERE encubierto, sin expedir ni una sola carta de
despido, sin darse un conflicto colectivo, a pesar de que las
personas afectadas serían muchas más de 350 ya que hay quien
trabaja el año completo pero hay quien trabaja 8 meses, 6, 4 ó 2.
Si no se ha dado este conflicto laboral es porque las personas
contratadas no conforman un colectivo homogéneo ya que van siendo
afectadas en distintos tiempos, individualmente y de forma soterrada,
accediendo a menos contratos, más cortos,... Decir que en esta
contabilidad no entran todavía las pérdidas de empleo derivadas de
la privatización de cocinas, que se dio a inicios de este año. Por
lo tanto, se prevé otro nefasto balance para 2013.
Actualmente,
el Gobierno de Navarra, tal vez tratando de enmendar el nefasto
efecto que sus medidas han tenido en el desempleo, plantea algunas
medidas de pseudorreparto, favoreciendo la creación de algunos
contratos temporales de unos meses en base exclusivamente a la
voluntad de la plantilla a repartir, curiosa manera de entender el
reparto del trabajo. Yo defiendo que el reparto es cosa de todas las
personas pero de forma proporcional a lo que se tiene para repartir.
Por ello, desde hace tres años vengo reduciendo voluntariamente mi
jornada, a la vez que exijo y trato de fomentar que se den
iniciativas de reparto desde instancias políticas, sindicales y
sociales.
Con este
ánimo participo sindicalmente y socialmente en iniciativas como
Banatu, buscando la forma de incidir en distintos ámbitos en lo que
creo es fundamental ahora mismo, el reparto de los trabajos. Más que
una alternativa, creo que es nuestra única salida, una salida digna,
alejada tanto de escenarios de bonanzas desarrollistas como de paro y
exclusión. Se trata de una forma de entender la vida más austera,
más igualitaria y más solidaria, para cuyo logro tendremos que
pelear.
No
podemos aceptar que mientras nos obligan a repartir migajas, liquiden
silenciosamente 350 empleos en Osasunbidea. Esa no aceptación
comienza en cada cual, siendo la desobediencia una opción más que
justificada, pero no la única. Interioricemos y exijamos la defensa
del empleo en la Administración así como medidas de reparto real.
No dejemos que sus trucos y ocultaciones funcionen, pongámosles en
evidencia: destruyen el empleo y reparten las migajas.
Txema Berro
Txema Berro