lunes, 10 de marzo de 2014

Ambulancias en lucha, una lucha de toda la sociedad


Las plantillas de las ambulancias están de Huelga debido a que la patronal del sector, como otras, pretende desregular totalmente las condiciones de trabajo aprovechando las sucesivas Reformas Laborales. Se trata de un servicio público, privatizado pero público. Un servicio elemental que la Administración, el Departamento de Salud en este caso, deja irresponsablemente en manos privadas. Como siempre, se desentiende de la calidad del servicio, de la formación de la plantilla, de si los vehículos y las bases cumplen las normas exigibles, etc. Ahora, se desentiende también de la Huelga Indefinida a la que se ha lanzado una plantilla que no puede soportar otra vuelta de tuerca más. Privatizan y se comportan como si las cosas no fueran de su incumbencia, todo ello en beneficio empresarial y en perjuicio de trabajadores y ususarias.
Esta huelga es un conflicto concreto, el del Transporte Sanitario en Navarra, pero también describe un patrón que se repite a modo de fenómeno general, a través del cual se deterioran al mismo ritmo las condiciones de trabajo y la calidad de los Servicios Públicos, cuando éstos se ponen en manos de intereses privados sin ninguna medida de control, y cuando padecemos un pésimo marco de relaciones laborales, que sólo aporta garantías a los intereses empresariales. Tristemente no nos faltan ejemplos en nuestro entorno como la privatización de las cocinas y limpiezas hospitalarias o la reciente huelga indefinida en el transporte urbano de la Comarca de Pamplona.
Si sumamos a todo esto el actual contexto de restricción de libertades (de manifestación, de huelga -la huelga de ambulancias tiene unos mínimos cercanos al 100%-,...) y la criminalización de las movilizaciones, el resultado es la indefensión de las plantillas y de las personas usuarias.
Necesitamos acabar con este patrón de privatización de lo público, de la falta de control de nuestros gobernantes, dejando que todas nuestras necesidades, hasta las más básicas, queden sometidas a los beneficios empresariales. La única forma de hacerlo es a través de la movilización y de la suma de voluntades. En este caso, la ciudadanía debe entender que el transporte sanitario le atañe. No debemos esperar al momento de necesitar una ambulancia para caer en la cuenta de que es un servicio indispensable que colectivamente necesitamos y colectivamente tenemos que defender. Defendamos pues unas condiciones de trabajo dignas para la plantilla, por solidaridad y por ser garantía de calidad del servicio.
Con la iniciada lucha colectiva y unitaria ya se ha logrado garantizar la ultra-actividad del anterior convenio, algo que aminora el chantaje de la patronal que amenazaba con rebajar las condiciones de trabajo a los niveles del Convenio Estatal, muy por debajo de los mínimos de la decencia. A partir de ahora toca dar más pasos para los cuales debemos exigir a la Administración que cumpla su papel como última responsable del servicio.
Las peleas contra las privatizaciones, por la defensa de determinados servicios públicos, etc., no son luchas aisladas, cada una de ellas contiene en sí misma una fuerza de oposición a la estrategia de desmantelamiento de lo público, fomentando el negocio privado a costa de nuestras necesidades colectivas. El reto es dar forma de conjunto a lo que se nos quiere presentar como casos aislados e inconexos, pero que suponen una orientación de desmantelamiento paulatino de lo público a través de privatizaciones y concertaciones. Nuestra tarea es iniciar un recorrido que revierta esta situación. Puede parecer que no esté a nuestro alcance, pero siempre está a nuestro alcance el intentarlo. Hoy, apoyando la lucha del transporte sanitario.