Las plantillas de las ambulancias
están de Huelga debido a que la patronal del sector, como otras,
pretende desregular totalmente las condiciones de trabajo
aprovechando las sucesivas Reformas Laborales. Se trata de un
servicio público, privatizado pero público. Un servicio elemental
que la Administración, el Departamento de Salud en este caso, deja
irresponsablemente en manos privadas. Como siempre, se desentiende de
la calidad del servicio, de la formación de la plantilla, de si los
vehículos y las bases cumplen las normas exigibles, etc. Ahora, se
desentiende también de la Huelga Indefinida a la que se ha lanzado
una plantilla que no puede soportar otra vuelta de tuerca más.
Privatizan y se comportan como si las cosas no fueran de su
incumbencia, todo ello en beneficio empresarial y en perjuicio de
trabajadores y ususarias.
Esta huelga es un conflicto
concreto, el del Transporte Sanitario en Navarra, pero también
describe un patrón que se repite a modo de fenómeno general, a
través del cual se deterioran al mismo ritmo las condiciones de
trabajo y la calidad de los Servicios Públicos, cuando éstos se
ponen en manos de intereses privados sin ninguna medida de control, y
cuando padecemos un pésimo marco de relaciones laborales, que sólo
aporta garantías a los intereses empresariales. Tristemente no nos
faltan ejemplos en nuestro entorno como la privatización de las
cocinas y limpiezas hospitalarias o la reciente huelga indefinida en
el transporte urbano de la Comarca de Pamplona.
Si
sumamos a todo esto el actual contexto de restricción de libertades
(de manifestación, de huelga -la huelga de ambulancias tiene unos
mínimos cercanos al 100%-,...) y la criminalización de las
movilizaciones, el resultado es la indefensión de las plantillas y
de las personas usuarias.
Necesitamos acabar con este patrón
de privatización de lo público, de la falta de control de nuestros
gobernantes, dejando que todas nuestras necesidades, hasta las más
básicas, queden sometidas a los beneficios empresariales. La única
forma de hacerlo es a través de la movilización y de la suma de
voluntades. En este caso, la ciudadanía debe entender que el
transporte sanitario le atañe. No debemos esperar al momento de
necesitar una ambulancia para caer en la cuenta de que es un servicio
indispensable que colectivamente necesitamos y colectivamente tenemos
que defender. Defendamos pues unas condiciones de trabajo dignas para
la plantilla, por solidaridad y por ser garantía de calidad del
servicio.
Con la iniciada lucha colectiva y
unitaria ya se ha logrado garantizar la ultra-actividad del anterior
convenio, algo que aminora el chantaje de la patronal que amenazaba
con rebajar las condiciones de trabajo a los niveles del Convenio
Estatal, muy por debajo de los mínimos de la decencia. A partir de
ahora toca dar más pasos para los cuales debemos exigir a la
Administración que cumpla su papel como última responsable del
servicio.
Las peleas contra las
privatizaciones, por la defensa de determinados servicios públicos,
etc., no son luchas aisladas, cada una de ellas contiene en sí misma
una fuerza de oposición a la estrategia de desmantelamiento de lo
público, fomentando el negocio privado a costa de nuestras
necesidades colectivas. El reto es dar forma de conjunto a lo que se
nos quiere presentar como casos aislados e inconexos, pero que
suponen una orientación de desmantelamiento paulatino de lo público
a través de privatizaciones y concertaciones. Nuestra tarea es
iniciar un recorrido que revierta esta situación. Puede parecer que
no esté a nuestro alcance, pero siempre está a nuestro alcance el
intentarlo. Hoy, apoyando la lucha del transporte sanitario.